Después de Miró o Picasso, el Decanato de Brioude, en Haute-Loire, se ancla en la contemporaneidad con Ernest Pignon-Ernest, gran artista de nuestro siglo. Pionero del arte urbano, Ernest Pignon-Ernest pegó sus obras en las paredes de las grandes capitales.
En Brioude en Haute-Loire, el Decanato dedica una exposición a Ernest Pignon-Ernest hasta el 15 de octubre. Para el artista, el arte habla del mundo. Para expresarse hace tiempo que eligió las paredes. Allí se pega de noche a escondidas, sus grandes formatos de papel. Sus imágenes hablan de política, religión o poesía y crean un vínculo con lugares que nunca se eligen al azar. Ernest Pignon-Ernest, artista visual, explica: “La idea es que la presencia de la imagen venga a intensificar el lugar, a perturbarlo, a traerlo a la superficie. Cuando te encuentras con mis imágenes, siempre trato de que el encuentro sea inseparable de la historia del lugar”.
Un homenaje a Pasolini
Impresionante la figura de tamaño natural de Pasolini. En resonancia con la obra del poeta cineasta, Ernest Pignon-Ernest la pegó en los lugares donde vivió: en Nápoles, en Roma, en la playa de Ostia donde encontró su muerte. El artista continúa: “Cualquiera que haya visto las fotos del asesinado Pasolini lo reconocerá: hice mi dibujo con mucha precisión a partir de las fotos del policía, con su camiseta, sus jeans. Es muy realista. Al mismo tiempo, la compongo como una piedad. En una cosa muy concreta saco algo que es casi del orden de lo sagrado”. Las imágenes están hechas de papel normal, un material frágil. Son vulnerables y se dañan. Son efímeras como una reunión en la esquina de una calle. Jean-Louis Prat, comisario de la exposición L’Écho du monde, señala: «Cuando se expresa en Nápoles, en Soweto, en Haití, en diferentes lugares del planeta, donde va al encuentro de los demás, hay una sentido de compartir, un sentido de intercambio. Simplemente nos hace vivir este increíble encuentro que tiene con sus contemporáneos”.
la huella de picasso
En las paredes del Doyenné, el blanco y negro de Ernest Pignon-Ernest sucede a los colores de Picasso que se expuso el año pasado. La historia es hermosa: Picasso está en el origen de su vocación. Ernest Pignon-Ernest dice: “Si me convertí en pintor es gracias a él. Si no pinto, si encontré esta forma de acercamiento a la realidad es porque tuve la sensación de que después de él todo era un poco ridículo”. Por eso eligió el dibujo, la poesía, el presente. Con Ernest Pignon-Ernest, este espacio de arte contemporáneo en Brioude nos vuelve a fascinar. La exposición podrá verse en el Decanato de Brioude hasta el 15 de octubre.