La otra cara del Mundial de Qatar

El Mundial de Qatar ha tenido su lado oscuro, con el sufrimiento de las víctimas de abusos laborales durante la construcción de las infraestructuras para el evento mundialista. En Madrid, la Fundación por la Democracia ha presentado una exposición fotográfica que documenta los testimonios de las viudas y los trabajadores que sobrevivieron a las difíciles condiciones durante la organización del Mundial de Fútbol de 2022.

Se estima que más de 16.000 trabajadores perdieron la vida durante la construcción de las infraestructuras para el Mundial, y esta fundación ha presentado por primera vez en Madrid la exposición titulada «Detrás de la Pasión: La otra cara del Mundial de Fútbol». Esta exhibición fotográfica recoge algunos de los testimonios de los sobrevivientes y los familiares de los obreros que fallecieron mientras trabajaban en la construcción de las infraestructuras del Mundial de Qatar.

La exposición fue inaugurada el 2 de junio y estará disponible para su visita durante tres semanas en El Espacio Jovellanos, ubicado en la calle Jovellanos, 6, en la capital de España. La Fundación para la Democracia estima que entre 2010 y 2020, en el período de preparación de la Copa Mundial de 2022, podrían haber perdido la vida hasta 16.000 trabajadores migrantes. Esta investigación comenzó en 2016, después de que diversas organizaciones locales de derechos humanos denunciaran los abusos sistemáticos sufridos por los trabajadores desplazados a Qatar.

La Fundación realizó un viaje a Nepal hace solo unos meses junto a un equipo para reunirse con algunos de los supervivientes y los familiares de aquellos que nunca regresaron. Según Guillermo Whpei, presidente de la Fundación, el propósito de esta exposición, que se encuentra en itinerancia y visitará varias ciudades españolas, es continuar dando voz a las familias de los fallecidos y a los sobrevivientes. Queda mucho por hacer, ya que muchas familias se endeudaron para enviar a sus seres queridos a trabajar en Qatar, y ahora se encuentran en una situación de deuda que nunca podrán pagar. Se debe presionar para que se condene esta deuda, ya sea a través de Qatar o de las empresas que tenían bajo contrato a estos trabajadores. Esta es la única manera de que puedan seguir adelante.

La Fundación para la Democracia es una institución de origen argentino que se dedica a la defensa de los derechos humanos y al fortalecimiento de la democracia. Está comprometida en la lucha contra la violencia urbana y la esclavitud contemporánea. Ha logrado convertirse en un pionero y referente en esta temática a nivel nacional e internacional. Atalayar ha tenido la oportunidad de conversar con Guillermo Whpei, presidente de la Fundación, sobre la exposición y los abusos perpetrados en Qatar en relación con el Mundial.

Relacionadas entiendo con las condiciones laborales…

Asociadas con factores como el clima, la cantidad de horas de trabajo, la mala alimentación, la falta de hidratación adecuada y el hacinamiento en las viviendas. Todo esto estaba ligado a la situación adversa que enfrentaban. Principalmente, estas condiciones estaban vinculadas al olvido y la falta de respuesta. Los trabajadores no tenían la capacidad de reclamar, ya que la empresa tenía el control total sobre si podían o no trabajar allí.

¿Los trabajadores estaban muy limitados en su libertad allí, verdad?

Cuando llegaban al país, se les confiscaba el pasaporte y se les asignaba el trabajo que se les había asignado, independientemente de si les gustaba o no. A pesar de que en sus países de origen, como Nepal, Filipinas, Kenia, Sri Lanka y otros, se les habían prometido mejores salarios y condiciones de trabajo diferentes. Se les retenía el pasaporte, y tenían que trabajar en condiciones de alta temperatura, con jornadas laborales extremadamente largas de hasta 18 horas al día y con muy poca agua potable. Esto llevó a que muchos trabajadores bebieran agua de mar, lo que resultó en un gran número de casos de enfermedad renal en Nepal. Es realmente triste lo que está ocurriendo, la falta de atención y la cara oculta de la celebración. ¿Qué motivo tenemos para celebrar después de la pérdida de 16,000 vidas en Nepal? Es un Mundial en el que todos salen perdiendo.

La Fundación recopiló testimonios de familiares y víctimas en Nepal, lo que dio origen a esta exposición. ¿Qué encontraron allí? ¿Cómo se puede describir la situación?

Habíamos estado trabajando a distancia con organizaciones locales y recopilando información. Ya habíamos elaborado un informe significativo llamado «Detrás de la pasión». Entre otros, presentamos este informe al Papa Francisco, pero no obtuvimos respuesta. Continuamos trabajando en estrecha colaboración con la información disponible y con otras organizaciones comprometidas con esta causa. Sin embargo, cuando llegamos a Nepal, la realidad superó nuestras expectativas. Nos impactó la magnitud de los casos, la injusticia, la indiferencia global y el momento en que llegamos, justo cuando comenzaba el Mundial. Nepal no es un país apasionado por el fútbol; no había televisores transmitiendo el Mundial. En contraste, teníamos 16,000 muertes y un gran número de personas enfermas. Para entender la cultura nepalí, el amor por el fútbol no era una unión común; había muchos matrimonios concertados. Como resultado, muchas mujeres perdieron la principal fuente de ingresos de sus familias, y hoy se encuentran sin ningún recurso al que recurrir. Las víctimas están sumidas en el olvido, por eso creo que el primer paso importante sería lograr la visibilidad y luego buscar la compensación económica.

Nuestro principal objetivo es dar visibilidad a esta problemática, demostrar que esto ha sucedido y que estas personas existen y están sufriendo. Personas que han perdido todo, y nunca es aceptable que alguien sufra, especialmente en países ricos como Qatar. No hay justificación alguna para el sufrimiento humano, y mucho menos en una situación en la que un país como Qatar está involucrado.

En su opinión, ¿qué ha ganado Qatar como país al organizar la Copa del Mundo?

Qatar ha obtenido visibilidad y ha presentado una imagen de país civilizado, inclusivo y con un aroma de lujo. Querían mostrar al mundo que era un país ordenado y aceptado, desafiando los prejuicios y demostrando que las preocupaciones iniciales eran infundadas. Qatar, como muchos países en su posición, necesita ser reconocido y aceptado a nivel mundial. Han utilizado el fútbol y el espectáculo como una manera de introducirse en la cultura global y promover su propia cultura en los países más desarrollados, europeos y americanos.

Hablemos un poco sobre el trabajo de la Fundación para la Democracia y del Museo Internacional para la Democracia, además de la denuncia relacionada con Qatar.

En nuestra labor, siempre nos enfocamos en abordar temas incómodos. Creemos que esto es esencial. Reconocemos que la democracia es importante y perfectible, que evoluciona constantemente a través de la participación y es una construcción colectiva. Sin embargo, también somos conscientes de que existen cuestiones en las que la democracia está en deuda. Uno de esos temas es la migración forzada, que puede ser causada por la pobreza, problemas ambientales, tensiones étnicas o políticas. Esta es una cuestión pendiente para la humanidad y para la democracia en general. La migración forzada es un problema al que no hemos logrado dar una respuesta adecuada. Lo mismo ocurre con la esclavitud en la actualidad, que afecta a aproximadamente 50 millones de personas en todo el mundo. La esclavitud está presente en muchos aspectos de nuestra vida cotidiana, desde la ropa que usamos hasta los dispositivos móviles y las joyas que consumimos. Aún no hemos encontrado una solución satisfactoria para este problema, que es una asignatura pendiente tanto para la democracia como para la humanidad en su conjunto. También estamos lidiando con discursos de odio continuos en Europa y en otras partes del mundo, lo que complica aún más la situación. Comprendemos que solo tenemos un mundo y debemos preservarlo. Por lo tanto, hemos incluido la idea de que todos somos responsables de este mundo en la agenda de la Fundación. Además, enfrentamos un grave problema ambiental que todavía no hemos resuelto por completo.

Tenemos planes de abrir la Fundación para la Democracia en Madrid. ¿Puede contarnos más sobre esta iniciativa?

Abrir la Fundación y el Museo en España es un sueño para nosotros, y entrar en Europa a través de España es un objetivo importante. España es como mi segunda casa; cuando estoy aquí, me siento muy cómodo y tengo muchos amigos. Siempre digo que aquí soy feliz. Aunque amo Argentina y planeo seguir viviendo allí, también encuentro felicidad en España. Nuestro gran objetivo para este año es abrir el Museo y la Fundación en España con una propuesta muy interesante y única sobre los temas que mencioné anteriormente. Nuestra exposición será interactiva, participativa y moderna, y creemos que no hay una propuesta cultural similar en España en este momento. A pesar de la existencia de muchos museos y espacios culturales, no hay uno específico que invite a la reflexión sobre la democracia y el estado actual de los asuntos democráticos. Queremos abordar la fragilidad de los gobiernos y la efimeridad del poder político, y cómo esto afecta a la sociedad. También abordaremos los problemas de migración, esclavitud, medio ambiente y discursos de odio que he mencionado anteriormente. Creemos que esta propuesta cultural puede marcar la diferencia en España.

¿Qué tipo de respuesta espera de las autoridades y las administraciones en la difusión de este mensaje?

Si bien somos el primer museo privado de la democracia en el mundo, sabemos que la respuesta depende en gran medida de los gobiernos y las juntas electorales. Personalmente, me encantaría trabajar en colaboración con los gobiernos, ya que creo que una colaboración entre lo público y lo privado puede ser muy efectiva en la transformación del mundo. Sin embargo, no tengo expectativas excesivas en este sentido. Mi experiencia personal ha demostrado que cuanto más exitoso es el Museo y más exitosos son los programas de la Fundación, más evidente se vuelve la falta de compromiso de los líderes para efectuar un cambio significativo en el mundo.

¿Tiene algún mensaje final que le gustaría transmitir?

A pesar de las dificultades sociales mundiales que enfrentamos, como la esclavitud, la aporofobia, los discursos de odio y el racismo, mantengo una profunda esperanza. Sigo creyendo que un mundo mejor es posible. Cuando los jóvenes escuchan que la política no sirve y que nada cambia, les digo que reflexionen sobre quién se beneficia cuando creen que la política es ineficaz. La política, en mi opinión, sigue siendo la única herramienta verdaderamente transformadora, y hay esperanza para cambiar el mundo. Somos muchos más los que queremos el bien que los que buscan el mal. Puede que nos falte organización o que no nos veamos con frecuencia, mientras que los que buscan el mal pueden estar mejor organizados y ser más sólidos, pero puedo garantizar que hay esperanza y que somos muchos más los que buscamos el bien que los que buscan el mal. Siempre que encontremos a alguien en algún rincón del mundo luchando por un mundo mejor, habrá esperanza.

 

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