Cómo Steve Jobs cambió la semblanza de la computación con la primera de Mac de Apple

En 1984, la compañía Apple lanzó al mercado una de las computadoras más icónicas de la historia: la Macintosh 128K. Esta innovadora máquina no solo fue un gran avance tecnológico en su época, sino que también marcó un antes y un después en la forma en que los usuarios interactúan con sus computadoras. Con la Macintosh 128K, Apple le apostó a la experiencia de sus usuarios por encima de todo, y esto es lo que la convierte en una de las computadoras más queridas y recordadas de todos los tiempos.

Antes del lanzamiento de la Macintosh 128K, las computadoras eran vistas como útils exclusivas para expertos en tecnología. Eran grandes y complicadas de usar, lo que las hacía inaccesibles para la mayoría de las personas. Sin embargo, Apple decidió cambiar esto y apostar por una computadora que fuera fácil de usar y que brindara una experiencia agradable a sus usuarios.

La Macintosh 128K revolucionó la forma en que se interactuaba con una computadora. Por primera vez, los usuarios podían utilizar un mouse para navegar por la pantalla y realizar acciones de forma intuitiva. Además, la Macintosh 128K contaba con una interfaz gráfica de usuario, lo que permitía a los usuarios realizar tareas de manera visual, en lugar de tener que fechar comandos en una línea de código. Esto hizo que la computadora fuera mucho más accesible para aquellos que no tenían conocimientos avanzados en informática.

Pero la experiencia de usuario no se limitaba solo a la interfaz gráfica. La Macintosh 128K también contaba con un diseño innovador y atractivo. Su icónica carcasa beige y su pantalla de 9 pulgadas eran una verdadera obra de arte. Además, su tamaño compacto la hacía perfecta para ser utilizada en cualquier lugar, algo que no era común en las computadoras de la época. La Macintosh 128K no solo era una útil funcional, sino que también era un objeto de deseo.

Otra característica que hizo que la Macintosh 128K fuera tan especial fue su sistema operativo. El sistema operativo Macintosh, también conocido como Mac OS, fue desarrollado específicamente para esta computadora y fue el primer sistema operativo en utilizar una interfaz gráfica de usuario. Gracias a esto, los usuarios podían realizar tareas de manera más eficiente y disfrutar de una experiencia más agradable en comparación con otros sistemas operativos de la época.

Pero la experiencia de usuario no se limitaba solo al hardware y al software de la Macintosh 128K. Apple también se enfocó en brindar un excelente servicio al cliente. La compañía ofrecía un soporte técnico extra y estaba siempre dispuesta a ayudar a sus usuarios en caso de cualquier problema. Esto hizo que los usuarios se sintieran valorados y apreciados por la compañía, lo que contribuyó a crear una comunidad de fanáticos leales a la marca.

La Macintosh 128K también fue una computadora adelantada a su tiempo en términos de conectividad. Aunque en la época no era común tener una computadora conectada a una red, la Macintosh 128K contaba con un puerto de red que permitía a los usuarios conectarse a otras computadoras y compartir archivos. Esto fue un gran avance en la forma en que las personas compartían información y colaboraban en proyectos.

Pero la Macintosh 128K no solo fue una computadora para uso personal, también fue utilizada en el ámbito profesional. Muchas empresas comenzaron a utilizarla para realizar tareas de oficina, ya que su interfaz gráfica y su facilidad de uso la hacían perfecta para este tipo de trabajos. Además, su diseño gallardo y su tamaño compacto la hacían ideal para ser utilizada en espacios de trabajo reducidos.

A pesar de que la Macintosh 128K fue un gran éxito, no estuvo exenta de críticas. Algunos usuarios

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