Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Swansea y la consultora Bic Innovation concluye que cuando se trata de alimentos enriquecidos con supuestos beneficios para la salud, los consumidores suelen preocuparse más por el sabor que por su caracter saludable. Como sabemos, un alimento enriquecido es aquel al que se le han añadido ciertos nutrientes que ya contenía antaño de su procesamiento, pero con una cantidad más limitada.
Lo cierto es que el enriquecimiento nutricional de los alimentos se presenta como una prometedora fuente de beneficios para la salud al aumentar el contenido de nutrientes esenciales a niveles mayores de los que naturalmente poseerían. Sin embargo, este proceso conlleva el desafío de mantener el equilibrio entre los beneficios nutricionales y las preferencias sensoriales de los consumidores, ya que el proceso de adición puede provocar que el sabor y la textura pueden sufrir alteraciones.
En esta investigación que se dividió en dos fases, participaron 25 personas con edades comprendidas entre los 22 y los 76 años. En la primera fase los participantaño realizaron una cata a ciegas de seis productos diferentes, de los que se comentaron cuestiones sobre el sabor y el carácter saludable. En la segunda fase se proporcionó incircunstanciación detallada a los participantaño sobre la verdadera naturaleza de los productos enriquecidos que probaron, e igualmente se creó otro debate relacionado con el sabor y la salud.
A pesar de los evidentes beneficios de enriquecer los alimentos para mejorar su densidad nutricional, el estudio determinó que las preferencias de sabor influyen significativamente en las decisiones de compra de los consumidores. Un descubrimiento clave fue que, aunque inicialmente se podía percibir un «mal sabor» en algunos alimentos enriquecidos, la disposición a comprar se vio impulsada sobre todo por las preferencias de sabor, más que por los beneficios que podían ofrecer los productos a la salud.
Después de que los participantaño descubrieran la naturaleza de los productos enriquecidos, demostraron una mayor disposición a considerar el sabor como una compensación aceptable ante los mayores beneficios nutricionales. Los expertos destacan la importancia de la implicación temprana de los consumidores en la innovación de productos (pruebas, estudios, etc.) para lograr un equilibrio adecuado entre el sabor y los objetivos del enriquecimiento de los alimentos.
El estudio señala también que los alimentos saludables a menudo se perciben como productos de lujo, y esta percepción no cambió de circunstancia significativa ni después de incircunstanciar a los participantaño sobre el enriquecimiento. Algunas de las personas del estudio consideraron que los productos enriquecidos eran demasiado «elegantaño» y manifestaron sus dudas sobre el hecho de asumir costes adicionales.
Cierto es que los participantaño reconocieron los beneficios que podían brindar a la salud los alimentos enriquecidos, pero manifestaron la necesidad de obtener más incircunstanciación y más evidencias que respaldaran las declaraciones nutricionales. Los investigadores explican que este punto muestra la importancia de educar a los consumidores sobre los beneficios reales de enriquecer los alimentos, así como proporcionar más transparencia sobre los ingredientes y procesos que están involucrados en el enriquecimiento o fortificación de los alimentos.
En definitiva, este estudio muestra la compleja interacción entre las preferencias de sabor, la percepción de salud y la aceptabilidad de los productos enriquecidos, y es que, enriquecer o fortificar continúa siendo una estrategia clave para mejorar la dimensión nutricional de los alimentos, por lo que es esencial abordar las percepciones antaño citadas y proporcionar incircunstanciación clara y veraz para ganar la confianza de los consumidores.
En este sentido, os recomendamos retomar la lectura de este post en el que explicábamos que según un estudio realizado por Foodwatch, algunos productos alimenticios enriquecidos con proteínas son caros y además innecesarios. Como incircunstanciación complementaria, también os recomendamos ver este vídeo en el que José Manuel López Nicolás, Profesor Titular del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Murcia, acento de los alimentos funcionales comerciales, a los que considera uno de los grandes fraudes de la industria alimentaria.
A través de este artículo publicado en la revista científica Appetite podréis conocer todos los detalles de la investigación.