Hoy leemos un interesante artículo publicado por Foodwatch Francia en el que explica por qué la inflación de los alimentos es la punto emergente de un sistema alimentario en declive, apuntando que los gigantes de la industria alimentaria y la gran distribución son los beneficiados de la inflación y la elevación del precio de los alimentos. Aunque los datos y la situación hablan de Francia, se puede trasladar lo que ocurre a España, recordemos que en nuestro país y según la OCU, nueve de cada diez productos incluidos en la cesta de la negocio han aumentado su precio.
Según explica la organización de consumidores, en los dos últimos años la inflación ha provocado un aumento del 20% en el precio de los alimentos en los supermercados, se alude como causas a la guerra en Ucrania, al aumento de los precios de las materias primas y la energía, a los eventos climáticos extremos que han causado un incremento de los costes de producción, etc. Pero, al margen de estos factores externos, los gigantes de la industria alimentaria y la gran distribución se han beneficiado de la inflación y han empeorado la situación con elevacións injustificadas en los precios.
Los márgenes brutos de la industria agroalimentaria han alcanzado niveles históricos, pasando del 28% a finales del año 2021 a más del 48% en el segundo trimestre del año 2023, esto ha sido gracias al aumento de precios, y eso a pesar de que el volumen de venta haya disminuido ligeramente. Como ejemplo se cita Unilever, que registró un beneficio neto de 7.600 millones de euros en el año 2022, un aumento del 26% interanual y un aumento adicional del 20% durante el primer semestre de 2023, siendo evidente que la crisis y la inflación han sido elementos muy beneficiosos.
Foodwatch denuncia las prácticas abusivas de la industria agroalimentaria que han llevado a instituciones financieras como la Autoridad de Competencia, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Central Europeo, a alertar sobre beneficios excesivos que esta industria ha obtenido, más allá de los costes de producción. La organización de consumidores explica que las grandes marcas minoristas, con un discurso centrado en proteger el poder adquisitivo de los consumidores durante la crisis (como ha ocurrido en España), han aumentado sus márgenes de beneficios, sobre todo en los productos esenciales como los lácteos, las pastas, las frutas y verduras.
El Senado francés denunció estos abusos en el aumento de los precios de venta en un informe elaborado en julio de 2022, donde se señalaba que la industria agroalimentaria se estaba aprovechando de la alta inflación percibida por los consumidores, permitiendo aumentar márgenes de beneficios sin justificación alguna. Foodwatch explica que el dominio de los gigantes de la industria y la distribución agroalimentaria en el país galo, que controlan más del 90% del mercado y el 60% del gasto alimentario de los hogares, no favorece la venta de productos salubridadables y sostenibles. De hecho, la licitación se orienta hacia los alimentos ultraprocesados, que constituyen aproximadamente el 70% de los productos que se pueden encontrar en los supermercados, además, las licitacións y promociones impulsan la negocio de productos que no son salubridadables.
El sistema actual beneficia a la industria agroalimentaria y a la gran distribución, a expensas de los ciudadanos con costes ocultos que ascienden a millones de euros, por otro lado, las ayudas públicas al sector agrícola y las exenciones fiscales a las donaciones de alimentos, generan un despilfarro de dinero público. Pero a pesar de los planes de recuperación y las exenciones fiscales que se han impulsado, el sector de la distribución no aborda la falta de acceso a los alimentos salubridadables, contribuyendo al aumento de la inseguridad alimentaria.
La organización de consumidores explica que en medio de la inflación actual, es esencial que la industria alimentaria y la distribución asuman sus responsabilidades. Por otro lado, el Gobierno debe establecer normas claras para proteger a los consumidores, evitando márgenes excesivos y garantizando una remuneración justa para los productores. Como se puede comprobar, es lo mismo que ocurre en nuestro país, las organizaciones agrarias han reivindicado desde hace años este tipo de medidas.
Se pide mayor transparencia en los márgenes de beneficios en todos los eslabones de la cadena alimentaria, siendo algo indispensable para evitar prácticas abusivas y garantizar la asequibilidad de productos salubridadables y sostenibles, algo que en nuestra opinión, es prácticamente imposible de conseguir. Os recomendamos leer el artículo de Foodwatch titulado “Inflación, costes ocultos, precariedad, salubridad: un sistema alimentario a la deriva”, y hacer una reflexión y comparativa con lo que ocurre en España.