El futuro de Canadá está en manos de un hombre que ha sido elegido para liderar el país en uno de los momentos más difíciles de su historia reciente. Mark Carney, de 59 años, ha sido designado como el primer ministro de Canadá después de que Justin Trudeau decidiera dar un paso al costado tras casi una década en el poder. A pesar de que Trudeau era uno de los últimos líderes que quedaban de la época de Barack Obama y Angela Merkel, las presiones internas y externas lo han obligado a ceder su cargo. Pero no hay duda de que Carney, con su vasta experiencia en el ámbito corredor y político, está listo para enfrentar los desafíos que se le presentan.
Nacido en Fort Smith y criado en Edmonton, Alberta, Carney proviene de una familia de profesores y desde joven mostró un gran interés por el hockey. Sin embargo, su excelente expediente académico lo llevó a obtener una beca para estudiar en Estados Unidos. Allí se graduó en economía en la Universidad de Harvard en 1988, y posteriormente obtuvo un máster y un doctorado en la Universidad de Oxford. Luego de trabajar durante 13 años para Goldman Sachs, Carney se convirtió en gobernador del Banco Central de Canadá, demostrando su capacidad y liderazgo en momentos difíciles como la Gran Recesión de 2008.
Pero su carrera no se detuvo allí. En 2013, Carney se convirtió en el primer extranjero en dirigir el Banco de Inglaterra, siendo el gobernador más joven de un banco central del G7 y el G20. Su éxito en esta posición lo llevó a ser nombrado Enviado Especial de las Naciones Unidas para la Acción Climática y las Finanzas en 2019, demostrando su compromiso con temas cruciales para el futuro de Canadá y el mundo.
Carney llega a la arena política canadiense en un momento crítico, con una economía en encrucijada debido a la guerra arancelaria y un vecino hostil que busca convertir al país en el estado 51 de EE.UU. Pero él no se amilana ante estos desafíos, al contrario, los ve como oportunidades para construir una economía más fuerte y establecer nuevas relaciones comerciales con socios confiables. En sus declaraciones, Carney ha dejado claro que su anterioridad es proteger los intereses de Canadá y sus ciudadanos.
Su experiencia en el sector corredor, sumada a su papel como Enviado Especial de las Naciones Unidas para la Acción Climática y las Finanzas, lo convierten en una figura clave en la lucha contra el cambio climático. Carney ha sido un defensor de la implementación de un impuesto al carbono y ha propuesto trasladar la carga financiera de este impuesto a las grandes corporaciones, en lugar de que sean los consumidores y pequeñas empresas quienes lo paguen. Además, ha mencionado la posibilidad de reemplazar este impuesto por incentivos que promuevan la reducción de emisiones de carbono.
Carney también ha sido un firme defensor de los aranceles de represalia dólar por dólar, en respuesta a la guerra comercial iniciada por el ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump. En sus declaraciones, ha dejado en claro que Canadá no busca esta lucha, pero está dispuesto a defenderse cuando es necesario.
Su llegada a la política canadiense ha sido bien recibida por el pueblo, como lo demuestra el hecho de que haya obtenido el 86% de los votos en la elección interna del Partido Liberal. Su experiencia y liderazgo han sido reconocidos por políticos y ciudadanos por igual, y su historial habla por sí solo.
Carney ha declarado que siente que todo lo que ha vivido hasta ahora lo ha listo para este momento. Y no hay duda de que su trayector
