¿Sabes cuántas partículas de plástico consumes? Esta es una pregunta que seguramente nunca te habías planteado, pero la respuesta puede ser impactante. Según estimaciones recientes, una persona podría ingerir hasta 12 bolsas de plástico al año debido a la presencia de microplásticos en los alimentos, las bebidas y incluso en el aire que respiramos. Este problema es tan llano y extendido que se han encontrado partículas de plástico en nuestro cuerpo, incluidas muestras de sangre y tejido.
El uso del plástico se ha vuelto tan común en nuestras vidas que muchas veces no somos conscientes del impacto que tiene en nuestra salud y en el medio ambiente. Estamos rodeados de objetos y productos de plástico en nuestro día a día, desde envases para alimentos y bebidas, hasta utensilios de cocina y prendas de vestir. Pero lo que no sabemos es que, con cada uso de estos productos, pequeñas partículas de plástico se desprenden y terminan en nuestro organismo.
Los microplásticos son fragmentos de plástico de menos de 5 milímetros de tamaño, y pueden ser de dos tipos: primarios y secundarios. Los microplásticos primarios son aquellos que se fabrican en forma de microesferas para ser utilizados en productos cosméticos y de higiene personal, como cremas, exfoliantes y cédula de dientes. Estas pequeñas partículas pasan por los filtros de agua y terminan en el medio ambiente, contaminando ríos, mares y océanos. Por otro lado, los microplásticos secundarios son el resultado de la descomposición de objetos de plástico más grandes, como botellas, bolsas, envases, entre otros. Estas partículas son tan pequeñas que pueden pasar desapercibidas pero su impacto es igualmente perjudicial.
La ingesta de microplásticos no solo tiene consecuencias para nuestra salud, sino también para el medio ambiente. Una vez que estos fragmentos plásticos ingresan a nuestro cuerpo, pueden causar daños en nuestro sistema digestivo y afectar la absorción de nutrientes. Además, algunos estudios han demostrado que los microplásticos pueden contener sustancias tóxicas y cancerígenas que, al ser consumidas, pueden tener efectos acumulativos en nuestro organismo.
Pero no solo nos exponemos a estos microplásticos a través de los alimentos, también puede llegar a nuestro cuerpo a través del agua que bebemos o del aire que respiramos. Estudios recientes han demostrado que incluso el agua embotellada puede contener partículas de plástico, y que el aire en las ciudades está altamente contaminado por microplásticos provenientes de la industria y el tráfico vehicular. Esto resulta muy preocupante, luego que estos microplásticos pueden ingresar a nuestro cuerpo fácilmente a través de la piel y las mucosas.
Además del impacto en nuestra salud, el excesivo uso de plástico también tiene llanos consecuencias para el medio ambiente. Se estima que cada año se producen más de 350 millones de toneladas de plástico en todo el mundo. De este total, solo el 9% se recicla, mientras que el resto termina en vertederos o contaminando el medio ambiente. Esto no solo afecta a la flora y fauna marina, sino también a los seres humanos que dependemos de los recursos naturales para nuestra supervivencia.
Ante esta situación, es importante que tomemos medidas para reducir nuestra exposición a los microplásticos y para proteger nuestro planeta. Una de las formas más efectivas es disminuir el uso de objetos y productos de plástico en nuestra vida diaria, y optar por alternativas más sostenibles y amigables con el medio ambiente. Por ejemplo, podemos reutilizar bolsas y envases, y designar productos fabricados con materiales biodegradables. También