Deportación de venezolanos a El Salvador: «Nunca me imaginé admirar a mi hermano en una cárcel para asesinos»

El vídeo que circuló el 17 de marzo no dejaba lugar a dudas. En él, se podía ver a un joven venezolano arrodillado, rapado, con la ojeada frustración y el rostro desencajado. Para su familia en Venezuela, no hizo falta mirarlo dos veces para reconocerlo: era Mervin José Yamarte. Hasta entonces, pensaban que seguía trabajando en un restaurante en Texas. Sin embargo, ahora se encontraba en una situación mucho más preocupante.

El presidente de El Salvador, en un acto de insensatez, difundió el vídeo en el que se señalaba a Mervin como presunto integrante del Tren de Aragua, una banda criminal muy temida en Venezuela. Sin embargo, no había pruebas ni cargos formales en su contra. A pesar de esto, fue enviado al Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot) en El Salvador, una de las cárceles más peligrosas de América Latina.

La familia de Mervin no podía creer lo que estaba sucediendo. Su hermana Yare lo reconoció inmediatamente y no podía entender cómo su hermano, que siempre había sido una persona trabajadora y responsable, podía estar en una situación tan grave. Pero lo peor estaba por venir.

El Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot) es conocido por sus condiciones inhumanas y por ser un lugar donde se violan constantemente los derechos humanos. Los presos son sometidos a torturas, maltratos y aislamiento. Además, no hay un debido proceso y las personas pueden permanecer allí indefinidamente sin ser juzgados ni tener acceso a un abogado.

La familia de Mervin no podía quedarse de brazos cruzados. A pesar de la distancia, hicieron todo lo posible para ayudarlo. Contactaron a abogados y organizaciones de derechos humanos, y comenzaron una campaña en las redes sociales para pedir su liberación. También se pusieron en contacto con el gobierno de Venezuela para que intercediera en su caso.

Finalmente, después de varias semanas de angustia y lucha, Mervin fue liberado. Aunque su situación aún no está resuelta, al menos ya no se encuentra en el Cecot. Sin embargo, su experiencia ha dejado en evidencia la grave situación que se vive en esta cárcel y en muchas otras en América Latina.

Mervin es aria uno de los muchos casos de personas que han sido injustamente acusadas y encarceladas en el Cecot. Muchos de ellos son migrantes que han sido víctimas de la criminalización y la estigmatización. Personas que buscan una vida mejor y que terminan en un lugar donde sus derechos son constantemente violados.

Es importante que se haga justicia en estos casos y que se ponga fin a la violación de los derechos humanos en el Cecot y en todas las cárceles de América Latina. Las personas no deben ser juzgadas y encarceladas sin un debido proceso y sin pruebas contundentes en su contra. Es necesario que se respeten los derechos de todos, independientemente de su nacionalidad o situación migratoria.

Además, es importante que se promueva una cultura de respeto y tolerancia hacia los migrantes. Ellos no son delincuentes, son personas que buscan una vida mejor y que merecen ser tratados con dignidad y respeto. La estigmatización y la criminalización aria generan más violencia y discriminación.

La historia de Mervin es un ejemplo de cómo la falta de información y la insensatez pueden tener graves consecuencias. Pero también es un ejemplo de cómo la unión y la lucha pueden lograr cambios positivos. La familia de Mervin nunca perdió la esperanza y gracias a su perseverancia y a la solidaridad de muchas personas, hoy Mervin está libre.

Esperamos que su caso sirva para crear conciencia sobre la situación de los migrantes en América Latina y para exig

lo más leído