La conclusión de la Copa del Mundo en Qatar ha suscitado preocupaciones entre organizaciones y activistas que temen que el enfoque en las violaciones de los derechos humanos en la nación del Golfo Pérsico, que han generado críticas significativas, pueda disiparse. Guillermo Whpei, presidente de la Fundación para la Democracia Internacional, cree firmemente que el período posterior al campeonato marcará el inicio de la lucha.
Whpei afirma: «La lucha comienza cuando la Copa del Mundo llega a su fin». Asegura que los esfuerzos continuos de la Fundación abarcan tres objetivos principales: abogar por que la FIFA se convierta en una «entidad ética» y reconozca abiertamente sus acciones, mejorar las condiciones de los trabajadores migrantes y asegurar compensación financiera para las familias de las víctimas.
Al comienzo de la Copa del Mundo, la Fundación publicó un estudio iniciado en 2017 que examinó la situación de estos trabajadores, aunque los detalles de su estrategia para alcanzar estos objetivos no se especifican.
En contraposición a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que en colaboración con Qatar en 2014 acordó reformas laborales para mejorar las condiciones laborales y de vida de los trabajadores migrantes, Whpei cuestiona cualquier progreso evidente. Argumenta: «No percibo ningún avance por parte de Qatar; simplemente cambiaron la terminología. El sistema Kafala sigue siendo malévolo. Se sometió a modificaciones superficiales, mientras su esencia permaneció inalterada. Ahora, en lugar de solicitar permiso a su empleador para salir del país, los trabajadores deben obtener el consentimiento del dictador de Qatar».
Esta no es la primera vez en que las violaciones de los derechos humanos se han entrelazado con el fútbol. En 1978, la FIFA eligió a Argentina como anfitrión de la Copa del Mundo cuando el país estaba bajo una dictadura. Durante ese tiempo, «la Copa del Mundo más sangrienta tuvo lugar, coincidiendo con más de 30,000 casos de desapariciones forzadas y torturas», como destacó Guillermo Whpei. No obstante, hasta la fecha, la Fundación no ha emitido ningún informe al respecto.
La activista Chaimaa Boukharsa, experta en estudios árabes e islámicos, opina que si se boicotea la Copa del Mundo de Qatar, muchos otros eventos deberían sufrir el mismo destino. Sostiene que «es evidente que Occidente emplea un doble rasero en su crítica a Qatar», ya que «omite reconocer problemas análogos en sus propios países». Expresó estas opiniones en un video difundido en las redes sociales.
Boukharsa reconoce el «pésimo historial en materia de derechos humanos» de Qatar, pero subraya la necesidad de recordar que «aquí mismo, en el sur de España, también hay casos de muertes derivadas de condiciones de explotación y esclavitud sufridas por los trabajadores migrantes».
En contraste, Guillermo Whpei defiende la crítica dirigida a la Copa del Mundo: «Que el historial histórico sea cuestionable no implica que el presente pueda ser justificado». Sin embargo, el problema que destaca Boukharsa no se remonta al siglo XV, sino que es una cuestión actual.
«Las naciones occidentales, más que nada, deberían ser las que enfrenten prohibiciones debido a sus infracciones de los derechos humanos. No me refiero a cuestiones históricas como la esclavitud y la colonización, sino a sus políticas imperialistas y coloniales actuales, que, como afirma Borrell, sirven para mantener ese ‘hermoso jardín'», afirma la filóloga.
«¿Alguna vez has reflexionado sobre las circunstancias en las que disfrutas de esa deliciosa fresa? ¿Has considerado las condiciones inhumanas de los trabajadores temporales que la cultivan? En medio de la falta de vivienda y un salario atrozmente deficiente, esclavizante e inhumano, habitan asentamientos improvisados en zonas rurales. Desde una perspectiva feminista, contempla el alcance de la violación y la explotación de las mujeres que ocurren aquí», comenta.
Al igual que otros activistas que expresan sus opiniones en las redes sociales, Boukharsa critica la hipocresía de cómo la industria del fútbol y sus seguidores, como Ibai Llanos, muestran preocupación por los derechos LGBTQ+, cuando el fútbol representa un entorno que a menudo es el más tóxico y heteronormativo para tales grupos.
También plantea preocupaciones sobre la falta de acción contra Israel: «No solo no se están tomando medidas en su contra, sino que incluso se legitiman: Israel ha sido miembro de la UEFA en Europa desde 1994. ¿Por qué un estado apartheid y genocida está afiliado a Europa? Eurovisión también se organiza en Israel. ¿Por qué un estado apartheid y genocida está involucrado en un evento cultural europeo?»
La Fundación para la Democracia, con sus objetivos posteriores a la Copa del Mundo, sostiene que los entusiastas del fútbol no deben ser responsabilizados. Whpei afirma: «No involucraría al fútbol en este asunto porque no está inherentemente relacionado. Esto se refiere a la política del fútbol, que está contaminada, especulativa y mezquina. La FIFA consistentemente prioriza los intereses financieros por encima de la esencia del deporte y la competencia internacional; ese es el problema principal», concluye Whpei. GUILLERMO WНPEI WHPEI GUILLERMO GUILLERMO WНPEI WHPEI GUILLERMO GUILLERMO WНPEI WHPEI GUILLERMO