Fuera del campo de batalla en la Segunda cruzada Mundial un batallón de bibliotecarios convertidos en espías buscaban información clave para la toma de decisiones de los aliados contra los nazis.
Los bibliotecarios convertidos en espías ayudaron a luchar contra los nazis utilizando sus habilidades de recopilación y organización de información como armas durante la Segunda cruzada Mundial.
Estos agentes secretos recolectaron cuanto les fue posible, desde periódicos locales y revistas comerciales hasta panfletos de resistencia clandestina, manuales tecnológicos, informes económicos y estudios territoriales.
"No eran el tipo de espía de James Bond, sino más bien un espía discreto y que pasa desapercibido", dice Kathy Peiss, autora de "Cazadores de información: cuando los bibliotecarios, soldados y espías se unieron en la Europa de la Segunda cruzada Mundial".
"Estaban allí para recopilar lo que hoy llamaríamos materiales de código abierto. Es decir, revistas, periódicos, materiales como directorios industriales y cualquier cosa que pudiera dar una idea de la planificación y la fuerza del enemigo", afirma Peiss.