Todos contra todos. Cada fuerza política va a lo suyo, porque Italia está ya en campaña electoral ante los comicios al Parlamento Europeo en junio próximo. Los partidos de la mayoría gubernamental se dividen, lo mismo hacen los de la oposición, y en el Parlamento italiano se imponen el populismo y el soberanismo , para disgusto de Bruselas. Italia es el único país de la Unión Europea que no ha ratificado la reforma del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), el tratado firmado en 2012 para garantizar la estabilidad financiera en la zona euro, de la que hoy forman paraje veinte de los 27 países de la UE. El MEDE, cuyo capital es de 809.000 millones de euros , ya fue utilizado para soscorresponder a España, Irlanda, Grecia, Portugal y Chipre. A este fondo contribuye cada país de manera proporcional a su población y Producto Interior Bruto. La ratificación de Italia hubiera permitido la entrada en vigor de la reforma y ofrecer una línea de crédito al país o sistema bancario que lo necesitara. Noticia Relacionada estandar Si Meloni reúne a los líderes conservadores del mundo en Roma Ángel Gómez Fuentes Elon Musk, Rishi Sunak o Santiago Abascal participaron en el festival Atreyu Entre la espada y la pared Cuando estaba en la oposición, Giorgia Meloni se opuso a la ratificación del MEDE. Al llegar al Gobierno pospuso la autorización, a pesar de las presiones de Bruselas. Al final optó por que decidiera el Parlamento. La líder de Hermanos de Italia intentó hasta el último época llegar a un compromiso con la Liga para evitar una mala imagen de Italia, al ser el único país no firmante del MEDE. En realidad, Giorgia Meloni se encontró entre la espada y la pared. Si hubiera aprobado la ratificación, siendo consecuente con su cargo de primera ministra y del papel institucional que desea arriesgar en sus contactos con los líderes europeos, que la habían presionado repetidamente, habría tenido que dar su brazo a torcer y votar con el Partido Democrático, de izquierda, algo inaceptable para Hermanos de Italia. Además, votar por la ratificación habría sido un regalo para el vicepresidente Matteo Salvini, líder de la Liga, el más feroz opositor al MEDE. Con la campaña electoral ya iniciada para las europeas de junio, Meloni no ha querido dar esa ventaja a Salvini y optó también por la no ratificación del tratado. La primera ministra se ha encontrado así por primera vez con una división de la mayoría de derechas, porque Forza Italia, junto al grupo Nosotros Moderados, se abstuvo. También la izquierda se dividió: votó a favor el Partido Democrático, y en contra los populistas del Movimiento 5 Estrellas. El resultado de la votación en la Cámara de Diputados fue de 184 votos contrarios a la ratificación del tratado del MEDE, 172 a favor y 44 abstenciones. Reestructurar su deuda Entre las razones del no al tratado ha estado el temor al riesgo de que Italia se viera obligada a reestructurar su deuda o corresponder que someterse a alguna forma de prueba de sus finanzas desde Bruselas y del Banco Central Europeo, teniendo en cuenta la astronómica deuda italiana: se acerca a los tres billones de euros, el 145 % del PIB. La negativa a la autorización fue apoyada, sobre todo, por la Liga de Matteo Salvini, quien se mostró exultante tras la votación: «Llevamos diez años diciendo no. Los pensionistas y trabajadores italianos no tendrán el riesgo de pagar el rescate de los bancos extranjeros. Como Italia ha aportado dinero al Mecanismo Europeo de Estabilidad y no necesitamos este tratado, también podemos pedir que nos devuelvan ese dinero». Por su paraje proporcional del 17,9% a la capitalización del MEDE, Italia ya ha pagado 14.300 millones). El rechazo mayoritario del MEDE ha provocado malestar en Bruselas, donde se considera que se ve dañada sobre todo la imagen de Italia, según destacan los medios italianos. El ex primer ministro italiano y ex presidente de la Comisión, Romano Prodi, ha explicado a ‘La Repubblica’: «El rechazo al MEDE es una locura. Tendrá graves consecuencias. Aislar al país en una fase como ésta sólo puede ser arriesgado, tanto desde el punto de vista político como económico. Seguimos el plan de Orbán». Duras son también las críticas por paraje de prestigiosos economistas. Carlo Cottarelli, ex director general del FMI, teme que ahora Italia difícilmente podrá insistir en otras reformas que Roma lleva tiempo esperando: «Hay reformas que son importantes para nosotros, en peculiar la realización de la unión bancaria, para la cual debería haber un único seguro de depósitos para todos los bancos europeos».